Nuestro organismo está constantemente expuesto a bacterias, virus, diversos tipos de contaminación, etc. Para protegerse, ha desarrollado un mecanismo de defensa, denominado sistema inmunitario, que le permite reconocerlos y eliminarlos.
Nuestro estilo de vida (alimentación, estrés, trabajo, condiciones climáticas, etc.) impone grandes exigencias a nuestra inmunidad, y cuando nuestras defensas naturales fallan, se abre la puerta a todo tipo de problemas, más o menos graves.
Es importante reforzar nuestro sistema inmunitario, sobre todo en los momentos de nuestra vida en que está sometido a una gran presión. Para ello, disponemos de varias herramientas, como ciertas plantas, oligoelementos o probióticos combinados naturalmente con prebióticos para aumentar considerablemente su potencia. Estos ayudan a equilibrar nuestra flora intestinal, que es uno de los elementos clave de las defensas naturales de nuestro organismo.
El Pau aspido, por ejemplo, es un fantástico estimulante de nuestro sistema inmunitario, lo que resulta muy útil en momentos en los que éste se encuentra sometido a grandes esfuerzos.
El desmodium, al reforzar el sistema hepático, refuerza indirectamente el sistema inmunitario.
El naranjo amargo estimulará nuestras defensas naturales y nos ayudará durante los periodos de convalecencia.
Los productos de la colmena nos ayudarán reforzando nuestro sistema inmunitario, aportándonos energía y desempeñando un papel positivo en el equilibrio de nuestra flora intestinal.
En cuanto a los oligonucleótidos, al estimular la producción de nuestras plaquetas y linfocitos, también ayudarán a que nuestro sistema inmunitario funcione correctamente.
Así que tenemos todo un arsenal a nuestra disposición para ayudar a que nuestro sistema de defensa funcione lo mejor posible.